sábado, 21 de julio de 2012

ESPONDILITIS ANQUILOSANTE.




Esta enfermedad reumática autoinmune crónica afecta en torno al 6% de la población. El problema es que da negativo en los análisis de enfermedades reumáticas, por lo que puede pasar inadvertido para los médicos. Eso sí aparece el antígeno HLA-B27, aunque esto no significa que  se padecer la enfermedad, sino que se puede transmitir a los hijos. De hecho suele tardarse mucho en ser reconocido por los médicos, llegando incluso a pasar quince años hasta que se descubre. El caso es que ahora se sabe que tal gen reacciona mal a ciertas bacterias.

 Algunos de sus síntomas son el dolor de espalda, rigidez, solidificación de la columna (llegando a deformarla y a dificultar el movimiento), entesitis (inflamación en la inserción de ligamento, músculo o tendón en un hueso) especialmente lumbar  e iliaca (aunque puede darse en cualquier parte), inflamaciones oculares (provocando fotofobia y migraña), problemas para que las costillas se expandan en el momento de la respiración, fiebre, pérdida del apetito, inflamación de otros órganos (como el corazón)…

Suele indicarse que se da más entre hombre que entre mujeres, a las que cuesta más diagnosticar. Se ha descubierto que, aunque parece que los síntomas suelen iniciarse en la adolescencia y en la juventud, ya parten de la infancia con dolores que comienzan en rodillas, caderas o talones para llegar, al fin, a la columna. A esto se suma que suele relacionarse con la psoriasis y con enfermedades que provocan la inflamación del intestino (colitis o la enfermedad de Crohn).

Una vez que se ha diagnosticado, la verdad es que ahora se conoce poco y ni siquiera se  sabe qué la activa realmente, pocas son las soluciones que van de los típicos antiflamatorios, que no curan la causa, hasta la nutrición. De  este modo se ha  hecho evidente que la deficiente alimentación actual ha provocado la putrefacción del intestino por el aumento alarmante de una serie de bacterias. Por ello, ciertos nutricionistas aconsejan, junto al ejercicio moderado, la eliminación de gran parte del almidón (que tanto cuesta digerir al estómago y al intestino) y la totalidad de los lácteos.


Esto nos es sólo una llamada de atención para que cuidemos nuestra alimentación de verdad; que miremos los ingredientes de los productos y no los cojamos si no entendemos su jerga (ya que posiblemente, muchos de esos ingredientes no habrían de estar allí); que no nos fiemos de la publicidad atemorizante de productos de moda relacionados con la supuesta ayuda a los anticuerpos, pues lo que provocan es la pereza de nuestro cuerpo y del intestino, dando lugar a la putrefacción que más arriba indicaba).

Espero que le haya sido útil y que recuerde que si padece dolores de espalda de más de tres meses, ha de acudir a su médico.

Cuide su alimentación y la de sus hijos. Lo que coma hoy, conducirá su cuerpo  (y el de sus descendientes, ya que muchos padecimientos se están pasando a los hijos pues algunos alimentos o envases modifican, incluso, el ADN) por un camino o por otro en temas de salud.

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