lunes, 13 de agosto de 2012

30 AÑOS DE LA MUERTE DE SENDER.



Ramón J. Sender (Chalamera del Cinca, Huesca, 1901 – San Diego, California, 1982) fue un escritor español perteneciente a la denominada Generación del 27, aunque será más prolífero tras la guerra civil.

Aunque pertenecía a una familia acomodada, la tensión con su padre  hizo que se marchara a Madrid sin dinero. Durante ese tiempo  las penurias provocaron que durmiera en la calle. Durante el día iba a leer al Ateneo. Al final decidió matricularse en Letras, pero no soportaba la rutina y se convirtió en un auténtico autodidacta, devorando libros. Así, consiguió escribir artículos para la prensa. Pero su padre viajó a la capital para arrastrar a su hijo a casa.

Ya con veintiún años, fue obligado a alistarse al ejército y luchar en la Guerra de Marruecos. Experiencia que daría lugar, en mi opinión,  a una de sus mejores novelas, Imán, caracterizada por el estilo directo y que muestra la capacidad de observación que poseía. La conclusión que sacamos de la lectura de esta primera obra es lo absurdo de la violencia.

A su vuelta, ya como un periodista consagrado, publica otras obras O.P. (1931), Siete domingos rojos (1932), la noche de las cien cabezas (1934). En 1935 se le otorga el Premio Nacional de Literatura por la novela histórica Mister Witt en el Cantón (ambientada en la I República). Mientras que en las anteriores se muestra una intención social, en ésta aparece la influencia de los acontecimientos en el comportamiento de los individuos.

Irrumpe la Guerra Civil. Él se incorpora a las filas republicanas. Al no poderlo atrapar, fusilan a su mujer. Lo mandan a EEUU a dar una serie de conferencias para explicar la situación española y pedir ayuda. Con la misma intención crea una publicación en París, donde va a vivir junto a sus hijos gracias a los derechos de autor. Cuando cae Barcelona bajo manos franquistas, decide marcharse a Méjico tras acabar en un campo de concentración, como muchos otros autores a los que sacó Neruda. Después irá a EEUU en calidad de profesor. Pero tuvo que soportar la persecución de los comunistas.

Creará numerosas obras durante ese exilio (más de medio centenar) de diferente estilo: desde el  histórico (La aventura equinoccial de Lope de Aguirre) hasta el reflejo de los lugares que le han dado cobijo (Epitalamio del  prieto Trinidad), pasando por el recuerdo de España (Réquiem por un campesino español) y por un ciclo autobiográfico (Crónica del Alba). Muy interesante resulta la Tesis de Nancy (1962).

Tras su muerte en 1982, se publican dos obras: la primera es una visión satírica sobre la vida estadounidense - Hughes y el once negro (1984)-  y tres novelas teresianas (1991).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.