martes, 23 de octubre de 2012

EL VERDADERO ORIGEN DE HALLOWEEN O DE LA NOCHE DE LOS MUERTOS.



Esta entrada se basa en una antigua que escribí para L´Artmaniaque y que ahora  se repite en Internet con nombres diferentes.

El tema de Halloween es controvertido por dos cosas: por un lado, oímos las quejas de la gente respecto a que se celebre esta festividad anglosajona; por otro lado –y lo siento por los lectores de allí, tenemos a los estadounidenses que creen que han inventado todo cuando muchas tradiciones los preceden.

La fiesta más solemne de los celtas era Samain (vocablo gaélico), situada en el 1 de noviembre y celebrada el 31 de octubre. ¿Empieza a sonaros? Resultaba una de las festividades más serias, ya que representaba  el inicio del invierno, el fin de la cosecha, el momento de sacrificio del ganado para alimentarse durante el frío,  el fin del mundo y la confusión del que surgió tanto este mundo como los seres humanos. Por ello se creía que los muertos podían levantarse de la tumba en esta fecha a dar una vueltecita y poner en peligro a los habitantes. Así que los celtas procuraban mantenerlos controlados en esta noche, pues, de lo contrario, vagarían por la tierra de los vivos durante mucho tiempo. Con esta intención se ofrecían sacrificios, representado en los presentes que se ofrecen a los niños disfrazados y que simbolizan los muertos;  se empleaban luces, que ahuyentaba a los espíritus; se recordaba el cultivo bajo la forma de una calabaza.

Sin embargo, dicha festividad no es única de los celtas y de todos los lugares que habitaron éstos (como la Península Ibérica prerrománica). La verdad es que resulta un motivo común en todas las civilizaciones. Y esto, posiblemente, sucede al vincular esa fecha con el final del cultivo (la vida) y el inicio del invierno, unido a la muerte por razones obvias.

De esta manera, tenemos los rituales de los aztecas (durante agosto) presididos por Mictecacíhuatl y su esposo, Señor de la tierra de los muertos, Mictlantecuhtli. Se recordaba a los muertos, se hacían sacrificios y otros rituales. A esto se suma que los mayas aseguraban  que los espíritus llegaran al mundo de ultratumba, a Xibalbá, par lo que se enterraba con el cadáver un perro (xoloitzcuintle) que lo guiara y no volviera al mundo para molestar a los vivos. Es posible, que estos rituales procedieran de civilizaciones anteriores que influyeron también a otras prehispánicas.

También en agosto, creen los budistas y taoístas que los muertos pueden pasear por la tierra. Por ello hay que hacer ofrendas, evitando que provoquen algún mal a los vivos.

En el Sureste asiático, hacia octubre, se llevan velas a las tumbas para guiar a los espíritus de vuelta a su mundo.

En el Imperio Romano (seguramente por influencia de los etruscos), se consideraba que en octubre (concretamente durante el quinto día de este mes) los muertos podían salir por las diferentes puertas del Hades. Además, por antecedentes egipcios, hacia final del mes, se recordaba la pena de Isis por la muerte  de Osiris, pero también el rencuentro. Existía además una festividad de nueve días de febrero denominada Parentalia en la que se honraba a los queridos familiares fallecidos. Así que era una celebración bastante positiva, excepto  el último día (o noche, concretamente a las 00:00), en el que había que recordar a los muertos menos…agradables. De este modo, el cabeza de familia procuraba controlar a estos espíritus malévolos. Si no se llevaban a cabo los rituales, el año podría ser desastroso para la familia a causa de las almas que los atormentaran.


Estos son algunos pocos ejemplos que muestran que el respeto hacia la muerte es propio del ser humano, de todas las civilizaciones. De aquí surgen ritos por separado y, a veces, se funden, ante el contacto de diferentes sociedades.

3 comentarios:

  1. Me alegra que hayas hecho este buen estudio del “Origen del día de los difuntos”, pues soy testigo vivo de esa tradición perdida, sobretodo recuerdo lo de la calabaza con una vela dentro que portábamos cubiertos con una sabana los chicos de los pueblos, al menos en la Sierra Norte de Madrid, visitando a los vecinos a quienes pedíamos “una ofrenda” o "un sacrificio" como aportación, que luego nos gastábamos en una merendola.
    Es un hecho que viví de pequeño cada año y ahora reconozco que me joroba bastante que los Yanquis prácticamente pretendieran tapar nuestra propia ancestral cultura.
    Siento no tener fotos de aquello, el que tenia cámara de fotos, en aquella época, era el mas rico del pueblo y no nos la dejaba.
    Chao

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  2. Me alegra que hayas hecho este buen estudio del “Origen del día de los difuntos”, pues soy testigo vivo de esa tradición perdida, sobretodo recuerdo lo de la calabaza con una vela dentro que portábamos cubiertos con una sabana los chicos de los pueblos, visitando a los vecinos a quienes pedíamos “una ofrenda” como pago de sacrificio, que luego nos gastábamos en una merendola. Es un hecho que viví de pequeño cada año y ahora reconozco que me joroba que los Yanquis pretendieran tapar nuestra propia cultura y lo peor es que ni saben de su existencia. Que catetos.
    Siento no tener fotos de aquello, el que tenia cámara de fotos era el mas rico del pueblo y no nos la dejaba.
    Chao

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  3. Sé que hay bastantes lectores amantes de los animales. Seguro que les gusta tu bitáCora. Un abrazo.

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Se agradecen los comentarios, especialmente para no sentirme como una loca que habla sola. Saludos.